miércoles, 21 de noviembre de 2007

Alba

ALBA


Ella no anda sola, lleva el amor consigo;
la luz de su plumaje arropa una ceguera
de barcaza perdida,
y la espuma atraviesa el canto adolorido,
extático y profundo,
que con negras pezuñas araña la ciudad.


El viento huele a ritos, a cardos, a naranjas
y caigo en los abismos como un oso polar,
su boca, miel y menta, secreta enredadera,
centella de los mares de un viejo capitán,
rescata otras historias
donde el alma no pierde el mundo
ante la greda.


Y habrá en labios azules:
"jamás" y nuevos "nunca"
de hogueras en el bosque,
con rostros de cuchillas,
de hangares y de pausas,
si el alba constelada
la vuelve a florecer.

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