miércoles, 28 de noviembre de 2007

Dos arqueros

DOS ARQUEROS.




Dos arqueros desvelados al amanecer.


Ella, abeja monástica
uncida por el rumor de los afluentes,
se envuelve en sábanas blancas
y se sienta a la vera de un remanso,
a imaginar, durante largas horas,
cartas que nunca escribirá.


Él, está cansado de contemplarla desde lejos.
-su entereza ya vuelta fragmento-.
Sueña despierto con una fugitiva
que huyó como si pisara el cielo
dejando una impasible huella en la memoria.


Si ambos fueran valientes
tendrían que reencontrarse en aquel país de astrolabios
y de milagros en los charcos.

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