El hombre de plata
la busca en las estrellas,
en el arco iris.
Publica avisos clasificados en la prensa;
entra y sale de las hermandades;
palpa el jardín perfumado
con sus artes amatorias;
parlotea con los cuervos;
la busca,
envía cartas,
la inventa;
va a los conciertos,
la persigue cautelosamente.
El hombre de plata la espera
y la niega, con avidez.
La codicia y la invoca.
¡
Ahhh, ¿donde estás,
mujer de agua?
No la encuentra.
No la encuentra porque la busca
con sus ojos y sus pestañas,
con la ceja, la barbilla y el pelo lacio,
con la nariz de fumador,
con montura para las cabalgatas.
La busca con sus dedos de uñas humanas
y con la mordaza de empleado público
de libros ordenados y escasos sueldos.
No la encuentra y llora cando la ve,
porque no sabe retenerla.
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