Él sufre.
Ella es su mudo fantasma.
La oquedad de esa imagen
es la herida de su cuerpo.
Un deseo insatisfecho
de Absoluto caprichoso.
Aquella no-identidad
de la mujer de agua
engendra su erotismo
de animal blasfemo,
deshace su impotencia
en las redes del engaño.
Busca
un signo,
una palabra menos oscura,
una duda que despeje las dudas.
Busca
el mar afuera de la ficción.
Busca
el nacimiento indecible de la aurora,
el camino de cenizas prohibido.
Él sufre, busca y espera.
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