sábado, 1 de diciembre de 2007

Amor futuro

AMOR FUTURO



¿Cómo describir la pasión
que nos sofocará,
que enredará nuestros muslos y nuestras ingles
sin fraudes ni vergüenzas?

Te amaré, amor.

¿Cuántos besos nos daremos?
¡cuántos besos?
Después del principio,
embriagados
seremos
el comienzo del final de la ruta.
Toleraremos la envidia
de los entusiastas jóvenes, diurnos,
distantes, esbeltos
que hacen como que aman.
Ellos, son incapaces
de decir: Soy tu esclavo.
Tu amante en cautiverio.
El matador de soledades.

Asesinaremos el tedio con mordiscos
del áspid venenoso.
Aspiraremos el humo de los autos
con algo de alevosía.
Llegaremos a ocupar
cada uno del otro,
mentes y delirios,
sin hacer ningún esfuerzo.
El cuerpo que nos habita
desvariado e insomne
dará permiso para el goce de los sentidos.
La piel tronará con cantos de juglares.
Tendremos sueños,
¡Tantos sueños!
Horas por recordar, miedo para compartir.
No hay nadie más en el mundo
que tú y yo,
Yo y vos,
nadie más.
Tuya y tuyo.
Nuestro.
Y nadie nada más:
Nosotros.
Llega el final.
No te conozco, aún, amante mía,
Amada mía.
Amorosísima mía.

Pero sé, que estás esperándome
a la vuelta de la esquina.
No hay más felicidad que el deseo de llegar.
El calor de los abrazos premeditados
aguarda el momento
de aparecer en nuestras camas.
Cometen perjurio
los escritores que inventan
novelas de amor,
invocando al desaire.

Hay un horizonte que no nos alcanzará.
Amor y odio.
Heridas que no cicatrizan,
ni siquiera,
antes de ser infligidas.
Delgada estría recta
que separa vida y muerte.

No.

Allí estarás, amor futuro.
Seré el único que
echará cerrojo a tu ataúd con flores,
mientras tanto
arrullarás
con tu edredón de agua,
de un modo interminable,
mi sarcófago dorado.
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