Intentando una definición.
La mujer de agua es solo contenido,
no tiene continente
ni islas ni lechos de océanos submarinos.
La mujer de agua no es agua.
Es mujer presente y poderosa.
Ni pulpo ni estatua,
ni algas ni laguna
ni lava de volcanes.
Es pasado indefinido, remoto,
sin querer ser nenúfar ni duende.
Moja y se acomoda a los perfiles del viento,
desencarcela olores,
interviene en la pintura del mundo,
hace eco de la voz, en los oídos.
Es amorfa e incorporal,
vitamínica pero nunca imaginaria.
Existe en la mente de su creador.
Se aleja del humo y de las carestías.
Lleva el futuro ondeando a su paso,
bailando en las tinieblas
y espera una señal.
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