DE COMPRAS
Cuando la niña de azúcar cande iba de compras
traía lápices labiales
para su colección de muñecas Barbie,
hebillitas de colores brillantes
y postales de los sitios más exóticos.
La nórdica, la negra, la oriental y la ejecutiva
celebraban una fiesta alborozadas.
En los pasteles ponía silbatos y caramelos,
estrellas, despertadores de sueños,
trozos de chocolate nevado,
sapitos de juguete
y muchas claras de huevo
batidas a punto merengue.
La niña de azúcar cande nunca perdía la sonrisa.
Ni siquiera con los retos de su madre:
- Ayyy, niña de azúcar cande, futura mujer de agua:
Te has vuelto a olvidar el pan para la cena.
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