Mucho...
no le alcanzan las palabras
es austero de expresión
no sabe decirlo de otra forma
cada vez que la encuentra
pero no la encuentra,
y la pierde entre sus papeles
cada vez que la espera
en su agujero parduzco
y se cansa de aguardar
lo inesperable
cada vez que lo sorprende
un poco de esotérica poesía...
cuando el hacedor de los tiempos
y las infamias despierta en su cama...
En este espíritu entrampado de las penas,
tumultuosos se empujan
los quemados pensamientos,
ante él,
y en silencio los recuerdos
desenrollan su largo cordón.
En tanto, con disgusto
su vida a ser intenta.
Se estremece y maldice,
se queja acerbamente
y vierte su llanto étnico,
que no se borrará
con estas tristes líneas.