Mostrando entradas con la etiqueta Acuario Plateado por la Luna. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Acuario Plateado por la Luna. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de diciembre de 2007

Sometime ago

SOMETIME AGO




Poemas de amor,
ciegas palabras.
Los besos prolongados.

(Mujer de agua,
todavía, tus labios)

La armonía que suena
"sometime ago" en la cabeza.
El mundo donde nadie
escapa a las ojeras,
como la enorme prosa
golpea la fábula
y vuelve hálito dócil
aquellas ganas
de los amantes desesperados
o empalidece las noches turbias
-aquellas noches de sentir humo
en el alma endeble-,
las tibias bocas, la compañía,
el colmillo blanco,
la fiera hirsuta
del día siguiente de la saliva.

Pequeños brazos,
hijos del mar,
en donde el rayo
clavó sus dientes.

La rosa y el jardinero (Los jardineros y las rosas no son para casarse)

LA ROSA Y EL JARDINERO.







El hombre de plata leyó el relato de Lucía, y sintió que él era el jardinero de la rosa, escurridiza como su mujer de agua.
Su mente no hacía más que asociar las ideas desmesuradamente, y aceleraba el hipo de su angustia.
Por su linfa perdida lloró al pie de los portales, amargas lágrimas de impotencia y melancolía.




¿Cuánto tiempo hace que no ves una rosa?
Una rosa natalicia,
sin la auténtica orfebrería de invernadero.
Una rosa en el rosal.
Rosa espinosa. Mariposa.
¡Vieras que distintas son las rosas en el rosal!
Se enfadan si se las lastima
con tijera de cortar rosas
y son capaces
de echarte una maldición
que te dejará atónito.
Las rosas son muy rencorosas,
como su nombre lo indica.
Se reservan al jardinero,
elegantemente,
él las acaricia y las huele
con devota humanidad.
El jardinero que vende sus rosas
de laboratorio,
brillantes y hermosas,
tiene también sus alhajas escondidas
en la planta del patio de atrás.
De súbito,
una flor de pétalos gastados,
entreabierto su cuerpo,
le entrega su decorosa virginidad.
El jardinero
movido por una extraña fuerza morbosa
la posee y penetra en su corola.
Sangre y rocío.
Rocío y rosa.
Luego, saca una navaja del bolsillo.
Asesina a su flor testigo-amante-testigo
dejando manar su savia
por esas venas botánicas
en el vívido tallo de noviembre.

Moraleja:
Nada es imposible, a estas alturas.
Si uno tiene sexo con una rosa,
debe usar condones nuevos y no llevar armas blancas
ni esperanzas filosas al jardín de su casa.


(Los jardineros y las rosas no son para casarse)







Sin embargo,el hombre de plata no se resignaría a un final que no fuera feliz, y le importaba un bledo que lo llamaran afeminado.
No mataría a la rosa.
La valentía masculina era vengar una guerra peor que la de la violencia de los poderosos y navegar por la libertad de elegir un destino de felicidad consensuada, sin censura previa.

















------------------------

Fe de erratas del libro:
Verso omitido por la edición de autor que debe estar incluido en el texto.

(Los jardineros y las rosas no son para casarse)


La palabra que debe leerse en esta introducción no ha de ser "violentamente" sino "desmesuradamente".

Amor futuro

AMOR FUTURO



¿Cómo describir la pasión
que nos sofocará,
que enredará nuestros muslos y nuestras ingles
sin fraudes ni vergüenzas?

Te amaré, amor.

¿Cuántos besos nos daremos?
¡cuántos besos?
Después del principio,
embriagados
seremos
el comienzo del final de la ruta.
Toleraremos la envidia
de los entusiastas jóvenes, diurnos,
distantes, esbeltos
que hacen como que aman.
Ellos, son incapaces
de decir: Soy tu esclavo.
Tu amante en cautiverio.
El matador de soledades.

Asesinaremos el tedio con mordiscos
del áspid venenoso.
Aspiraremos el humo de los autos
con algo de alevosía.
Llegaremos a ocupar
cada uno del otro,
mentes y delirios,
sin hacer ningún esfuerzo.
El cuerpo que nos habita
desvariado e insomne
dará permiso para el goce de los sentidos.
La piel tronará con cantos de juglares.
Tendremos sueños,
¡Tantos sueños!
Horas por recordar, miedo para compartir.
No hay nadie más en el mundo
que tú y yo,
Yo y vos,
nadie más.
Tuya y tuyo.
Nuestro.
Y nadie nada más:
Nosotros.
Llega el final.
No te conozco, aún, amante mía,
Amada mía.
Amorosísima mía.

Pero sé, que estás esperándome
a la vuelta de la esquina.
No hay más felicidad que el deseo de llegar.
El calor de los abrazos premeditados
aguarda el momento
de aparecer en nuestras camas.
Cometen perjurio
los escritores que inventan
novelas de amor,
invocando al desaire.

Hay un horizonte que no nos alcanzará.
Amor y odio.
Heridas que no cicatrizan,
ni siquiera,
antes de ser infligidas.
Delgada estría recta
que separa vida y muerte.

No.

Allí estarás, amor futuro.
Seré el único que
echará cerrojo a tu ataúd con flores,
mientras tanto
arrullarás
con tu edredón de agua,
de un modo interminable,
mi sarcófago dorado.
---

Teoría de la lluvia

TEORÍA DE LA LLUVIA.

                                                                  a Joaquín Gianuzzi



                                                                         No me quites tus alas de crisálida.


Tu ala es carpintero
que horada la madera virgen,
cataplasma que alivia dolores,
tabla de multiplicar
los panes y los peces
en un pequeño cofre
de ilusiones.

Tus alas son paraguas.
Teoría de la lluvia
con que me protejo
de los malos tiempos.

Tus alas son dos espejuelos,
tizones aprisionados;
desde ellos miro al mundo
y lo comprendo;
descubro luz, sonidos y colores
en su mágica garganta.

Tus alas siembran cada noche
semillas en el cielo,
estrellas desnudas,
postales de amor ingenuo.
Son el ojo de la cerradura incomparable
que abre al misterio su puerta
y me llevan a la luna,
dama nívea de fragosa risa,
satélite de mi felicidad
definitiva, concreta y vehemente,
cuando las presiento como si fuera
la primera vez.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Te amo




El arrullo de una canción.





Te amo.
Más allá del tiempo y del espacio: Te amo.

Si mis ojos se reflejasen en los tuyos cada momento
si mis manos anidaran en tus manos cada hora celestial
no podría amarte más.
Con este amor que viola toda imposibilidad de lo irreal
me zambullo en un universo desconocido
y me dejo llevar por su corriente
sin saber hacia donde va.
Pero va y vuelve, y vuelve a ir
y vuelve a volver para seguir yendo a ir
y a volver, en círculos hegelianos.
sin dialéctica.


Y sé, porque lo sé, que vos también me amas,
con la misma intensa condición onírica
y el mismo celo latino y acompasado,
me amas con un felicísimo contacto
que no necesita otros instrumentos para figurarse victorioso
que nuestro pensamiento sincrónico y pasional.
En cada palabra tuya,
en el gesto reverencial y respetuoso,
en los cálidos abrazos, en la sonrisa estoy contigo.
Nos llevamos puestos en la piel
igual que un tatuaje.


Como si fuéramos la manzana de Newton,
juntos descubrimos la leyes que rigen al amor eterno.
Espionaje de amor y manzana.
No un amor de colegiala fanática
ni un amor maduro de esposos-fruta resignados
a desquitar la soledad en pareja.
Es un grandísimo gravísimo amor gravedad-gravidez.
Nos amamos. Es innegable.


Sin remordimientos, sin explicaciones detalladas,
nos enfadamos y nos reconciliamos como amantes.
Es así cuando nos amamos.
Les será arduo a los científicos aceptar el lance.
Ellos quieren racionalizarlo todo.
Enamoramiento: función química.
Enamoramiento: pasajero del tren.
Y los poetas de noche llorarán porque
hemos vencido al desamor que los nutre y alimenta.
Enamoramiento: maldición china.
Aun cuando:
Enamoramiento: “Te quiero, amor, a sangre y fuego”
No hay excusas para el olvido y la defección.
Nunca-siempre y viceversa.

Entonces, te pregunto y me pregunto, amor:
¿cuándo, por fin, llegará el instante de conocernos
en carne abundante y tuétano roído?







-

La vengadora luminosa


LA VENGADORA LUMINOSA.



La mujer de agua recita su poema de amor ingrávido.
El hombre de plata lo atrapa en el aire
como una onda radial que viaja
y se queda dentro.
Ya no vive en soledad.
Una vengadora luminosa clama
ante su ausencia
y pide rescate.
Sonrojos pasionales (le) acometen.
Está conmovido por el hallazgo.
Se va instalando cada día
en su cuerpo
una felicidad misteriosa
y triste.
La felicidad de estar vivo
y poder sentirlo.
Y más triste.
No saber de dónde viene.

ÉL SUFRE

ÉL SUFRE 

Él sufre. 
Ella es su mudo fantasma. 
La oquedad de esa imagen 
es la herida de su cuerpo. 
Un deseo insatisfecho 
de Absoluto caprichoso. 

 Aquella no-identidad 
de la mujer de agua 
engendra su erotismo de animal blasfemo, 
deshace su impotencia 
en las redes del engaño. 

Busca 
un signo, 
una palabra menos oscura, 
una duda que despeje las dudas. 

Busca 
el mar afuera de la ficción. 
Busca 
el nacimiento indecible de la aurora, 
el camino de cenizas prohibido. 

 Él sufre, busca y espera.

Dos arqueros

DOS ARQUEROS.




Dos arqueros desvelados al amanecer.


Ella, abeja monástica
uncida por el rumor de los afluentes,
se envuelve en sábanas blancas
y se sienta a la vera de un remanso,
a imaginar, durante largas horas,
cartas que nunca escribirá.


Él, está cansado de contemplarla desde lejos.
-su entereza ya vuelta fragmento-.
Sueña despierto con una fugitiva
que huyó como si pisara el cielo
dejando una impasible huella en la memoria.


Si ambos fueran valientes
tendrían que reencontrarse en aquel país de astrolabios
y de milagros en los charcos.

La niña que fertilizaba mariposas

LA NIÑA QUE FERTILIZABA MARIPOSAS




Una mariposa de alas redondas
se posó en la carpa del patio
del niño de cera de abeja.
(ya no quedan carpas
ni mariposas en las ciudades)
Él la tomò con sus deditos,
le sacó una fotografía
para mejor estudiar su procedencia
y la echó a volar.

Acto siguiente, la mariposa
fue a parar al hombro
de la niña de azúcar cande
que dormitaba bajo un pino dorado.
Ella abrió sus inmensos ojos
por el roce,
se sonrió con picardìa
y la fertilizó para siempre.

LA AVARICIA DE LAS PALABRAS.

LA AVARICIA DE PALABRAS 

La avaricia de palabras no es para ellos. Las regalan. No persiguen derechos de autor. Saben que todos los himnos se escurrirán en la arena y quedará seca la llanura.

LA VIDA ES UN VASO VACÍO

LA VIDA ES UN VASO VACÍO.



A Roberto M. Cardenal.



La vida es un vaso vacío.
Es el agua sumida en el principio de todas las cosas.
Inextricable origen. Arruga de lejanías.

El nombre no existe más allá de su hálito.
Agua y hembra que engendra al hijo de la tierra.
Inocente peregrina, sin cauce,
se arrodilla ante la ola
cuando pasa, como una sombra herida y fugaz.

Minerva de las mil y una noches,
Hija del gigante caprino que intenta violarla.
Gota del rocío deslizándose sobre el ojo visor.
Hacha justiciera que trunca árbol para crear cuna.


Mujer manantial
de todos los hombres de plata,
habitantes del reino mineral,
que matarían al dios padre
por calmar tanta impaciencia
de breve sed.


Mujer de agua:
Cierra los ojos. Hasta luego.
Ya nos vamos a dormir.

viernes, 23 de noviembre de 2007

CENIT (El sueño de él)

CENIT 


(El sueño de él) 

No despertarás, todavía, 
hombre plateado por los astros. 
Tu verdad es la nube;
caminarás hipnotizado 
como un virginal efebo 
por los pasillos de Dios. 

 Las ciudades ya no existen. 
Tu mundo real se ha desmoronado. 
El miedo intestino 
alojado en riachuelos de sangre 
se ha de ir con las gaviotas. 
Tu cenit es la mirada amante 
de una incógnita mujer de agua. 

 La magia acecha los sueños 
 y vemos arder en su fuego 
 las guedejas carmesíes 
 que esperábamos desde la infancia. 

Prisma (El sueño de ella)

PRISMA.
(El sueño de ella)




PRISMA.


La mujer de agua huye de los calvarios
poseída por visiones
y se abruma en azogues de cristal
a lunarcitos.

Sueña.
Aparece flotando en las cuevas y acequias.

Es un prisma que rezuma
y sale como un gato garduño
de los vasos que la encierran.

En sus laberintos de seda
desaparecen estalactitas y carámbanos
y quedan reverberaciones oníricos
de color fluorescente.

Esencia de lucero,
burbuja, pandereta.
La mujer de agua rastrea
su esquilón de plata,
camarón de mares y ríos,
cantando saetas y liturgias.

La lúbrica mujer de agua,
quillay de la luna,
borda con su monótona voz
las lentejuelas del amor sublime.


















-

ENCUENTRO (BLUE BEAM)

ENCUENTRO



Hay un punto de azul en el encuentro.
Un holograma.
La belleza aguachenta y el espíritu cautivo
funden su delirio en obra maestra.
Aspirantes o aprendices de la perfección
miran la vacuidad
hasta el fondo del ojo preso
y saltan al vacío.
Dos faroleros en la oscura piscina
juegan a ser tótems de la Providencia,
actores de un teatro cerrado,
aviadores que se animan a cruzar la lágrima
en brazos de la percepción,
para escapar de la profunda sequía urbana.










-

INTEMPORAL

Intemporal

Pero si la mujer de agua es intemporal. 
No tiene edad ni cronologías. 
Es el beso de los huracanes, 
el ojo de las tormentas, 
el aire que perturba las galaxias. 
Las mujer de agua no madura como trigo 
porque es arándano verde 
para los caballeros 
que se olvidaron del ego 
y las vanidades, ocultas 
entre los tomates sequitos por el sol. -

HOMBRE SINTÉTICO

HOMBRE SINTÉTICO.


Rodando por los bares de la calle Defensa, la mujer de agua conoció al hombre sintético.
Él apenas presintió que se trataba de un error se sintió afortunado.
Al día siguiente la llevó a ver a un primo alquimista. La hizo solidificar con arte y la convirtió en mujer mediática. Como estaba algo excedida de peso, la anotó en un centro de recuperación contra la obesidad y la llevó al gimnasio tres veces por semana, le cambió el color de pelo y le compró ropa en la Bond Street. Luego, la exhibió orgullosamente a sus colegas médicos forenses.
Él estaba enamoradísimo, por eso, no pudo comprender la carta de despedida que la mujer de agua pegó con imán (una canastita de la abundancia) en la puerta de su heladera, tres semanas después:

-Te dejo. Sé feliz.

Su primer impulso fue llamar por teléfono a la oficina (le había conseguido un excelente empleo) para preguntarle. ¿Por qué?, ¿por qué?
La mujer de agua no estaba ni regresaría jamás por ese sitio, pero por el llanto angustiado del hombre sintético, que la despertó por la noche, comprendió que debía dar una explicación consoladora y personal.
Los hombres sintéticos no entienden de telepatía.
Consiguió comunicarse con el celular de su pretendiente, y le dijo casi sin respirar:

-Lo siento. No me gustaba tu ritmo circulatorio.

Las niñas de azúcar cande crecen y se vuelven descarriadamente sinceras y, muchas veces, lastiman a las personas sin querer.

ÉPICA

ÉPICA

Lejos de la épica 
asiste al hombre de plata 
en su exilio voluntario. 
Es el fantasma que grita en el vacío. 
Un cuerpo absoluto que llega del espacio. 
Una mujer celestial para después de la vida, 
para antes de la muerte. 
Arriesga sus blasones en la paradoja del placer 
por olvido de encarnaciones efímeras. 

 Cara a cara con el amo, 
no contaminada por lo vivo, 
tiene su estética propia 
una comunión particular con el goce. 

No hay trastiendas ni disimulos. 
Ella está ahí. 

LA ZUQUITA

LA ZUQUITA.

La “Zuquita” como la llaman cariñosa y artísticamente sus padres, se disfraza de salsera imitando a la negra Cruz o se pone un turbante a lo Carmen Miranda e inventa las canciones que se cantarán en calesitas, actos escolares y teatros infantiles.
Al final, saluda a su público con efusivas risas, reverencia a los asistentes de sus espectáculos y les regala besos autografiados con tinta indeleble.





Este será el hit del verano, rumbita compuesta por nuestra niña de azúcar cande.

Quiero ser una papa
recién cortada...
Para papá pa.

Quiero ser en tu boca
dulce bombón...
Borombombón.

Quiero tocar tu rumba
con la mirada...
Macumba,
soñada...

Quiero ser prisionera
en tu corazón...
Cosóngoro cosón...

Quiero bailar contigo
una lambada
Sonada.
Sonera.

Quiero ser la primera
en sellar tu cuello.
Muy bello.

Por ello:

Quiero ser una papa
Recién cortada...
Para papá pa.

Quiero ser la manteca
de tu sartén...
Ten fe... Fetén.

Y freírme en la cama
de tu cuartito...
Chiquito,
bonito...

Quiero ver en tus brazos
pasar el tren...
Uh uh uh

Pasar el tren...





Escuchar aquí la canción de La Zuquita

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Amor submarino

AMOR SUBMARINO.




Había una vez... dos buzos.
Había una vez... dos voces.
Había una vez... dos vasos.
Había una vez... dos besos.
Había una vez... abrazos.
Había una vez... abusos.
Había una vez... dos veces.
Había una vez... perdonen:
Hoy las musas están borrachas.








--

HOMBRE DE PLATA

HOMBRE DE PLATA. 

El hombre de plata 
la busca en las estrellas, 
en el arco iris. 
Publica avisos clasificados en la prensa; 
entra y sale de las hermandades; 
palpa el jardín perfumado 
con sus artes amatorias; 
parlotea con los cuervos; 
la busca, 
envía cartas, 
la inventa; 
va a los conciertos, 
la persigue cautelosamente. 
El hombre de plata la espera 
y la niega, con avidez. 
La codicia y la invoca. ¡

Ahhh, ¿donde estás, 
mujer de agua? 


No la encuentra. 
No la encuentra porque la busca 
con sus ojos y sus pestañas, 
con la ceja, la barbilla y el pelo lacio, 
con la nariz de fumador, 
con montura para las cabalgatas. 
La busca con sus dedos de uñas humanas 
y con la mordaza de empleado público 
de libros ordenados y escasos sueldos. 

 No la encuentra y llora cando la ve, 
 porque no sabe retenerla.