domingo, 11 de noviembre de 2007

Los lecheritos

Tìtulo y canción de la mamá del Alto Valle Serrano a su niña de azúcar cande.




Maìz en pepitas de oro,
vino en ayunas,
mandioca del suburbio,
baños de espuma.

Silbados por los vientos
van los amantes,
quesito blanco llevan
entre los guantes.

Parejita con boina
viene tirando
del carro del lechero,
no sé hasta cuando.

Me dijeron sus nombres,
no los recuerdo,
la vida es cara sucia
donde me pierdo.

Anoche se besaban,
hoy no se besan,
trabaja él fiel la tierra
mientras le reza.

Hilvana ella bocados,
vende tristezas,
caminante apurado
de las malezas.

Arcángel de ninguna
será la senda
de regreso a la cuna
en la merienda.

Me dijeron sus nombres,
no los recuerdo,
la vida es cara sucia
donde me pierdo.

martes, 6 de noviembre de 2007

Niña de azúcar cande.

Niña de azúcar cande.



La mujer de agua antes de ser sílfide fue niña de azúcar cande (cristalizada y dulce).


Supo jugar con cañitas voladoras y vandálicos soldados de plomo que conseguía con modosas estrategias infantiles. Perseguía cardenales con red y los instalaba en pompas de jabón, para escándalo de madres solteras y sacerdotes del tarot.


Las niñas de azúcar cande se derriten bien fácil, como las celdas de los prodigiosos pájaros que atrapan.

Intentando una definición

Intentando una definición.




La mujer de agua es solo contenido,
no tiene continente
ni islas ni lechos de océanos submarinos.

La mujer de agua no es agua.

Es mujer presente y poderosa.
Ni pulpo ni estatua,
ni algas ni laguna
ni lava de volcanes.

Es pasado indefinido, remoto,
sin querer ser nenúfar ni duende.
Moja y se acomoda a los perfiles del viento,
desencarcela olores,
interviene en la pintura del mundo,
hace eco de la voz, en los oídos.

Es amorfa e incorporal,
vitamínica pero nunca imaginaria.
Existe en la mente de su creador.
Se aleja del humo y de las carestías.
Lleva el futuro ondeando a su paso,
bailando en las tinieblas
y espera una señal.

Caliente

Caliente.





La mujer de agua es líquida y caliente.
Caliente como un verano a la intemperie,
como un mate recién cebado;
caliente como un arcón que se abandona;
caliente como un cristal de sol caliente,
como el sudor de la piel de los apasionados,
como la pluma de los poetas sin tinteros;
caliente como el relámpago que agoniza,
como el tacto del canónigo
de excepcional belleza;
caliente como el que mira desde el féretro;
caliente como un instrumento
después del concierto concebido,
como la pipa de un indio
despojado de su libertad;
caliente como el alma hirviente
donde la voz se escurre muda
hacia el final de los estanques.

La mujer de agua

La mujer de agua


¿Qué otra felicidad tu violencia pretende?

Louis Aragon.







El cielo espesa la calma.
Violentos ronroneos de gatos salvajes
cesan y murmuran.


La mujer de agua cruza la aurora.
En su pupila resplandece
todo el oro del mundo.
Un rayo atesorado en el pelo
derrite lentamente su lágrima crepuscular,
acorralada en cuerpo.


La mujer de agua
arranca las violetas del pozo
de la sombra.

Tarde

Tarde 

 ¿Estaba mi Lucía 
 con los pies en el arroyo? 
 

Tres álamos inmensos 
 y una estrella. 
El silencio mordido 
por las ranas, semeja 
una gasa pintada 
con lunaritos verdes. 
En el río, 
un árbol seco, 
ha florecido en círculos 
concéntricos. 
Y he soñado sobre las aguas 
a la morenita de Granada. 


  Federico García Lorca.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Réquiem

RÉQUIEM.
Inspirado en la obra homónima de Mozart.



Para Angelita.



Espíritu de ángel:
yace en lo oscuro
tu boca de pared atormentada.
Tu brazo entre las fauces del infierno,
tu miedo implorante y desgraciado.
No grites,
que el silencio no es la tumba;
regala la impiadosa verdad
de tu garganta
y desprecia estas tierras amarillas
con inocencia de recién llegado.
Vivirás hasta la próxima frontera
entre la arena,
que no muere el alma en los límites
cuando de este lado
alguien te nombra,
alguien te ama.
Tu ida es el principio de otro viaje
y mientras quedo aquí,
desguarnecida,
seguirá lloviendo en la trinchera
el fuego de otra guerra,
siega inútil.
La lengua de los hombres
no nos habla
si el paso no te abarca en la partida;
y son música el réquiem y los salmos
que en tu carne impaciente
hoy se instalan.
Se cierran otros ojos con los tuyos
y las aves donde van llevan mis lágrimas.

INTRODUCCIÓN

Introducción.






Cuando leemos un libro de poemas, escuchamos, más allá del estilo escogido, la voz del poeta. Si queremos leer una trama apelamos al cuento o la novela y si lo que buscamos es ficción, recurrimos a los diarios.
En el difuso mundo de la escritura, los límites son los que impone el autor, por lo tanto, en este Acuario Plateado por la Luna, he optado por quitarlos.
Las palabras de los personajes, con la música que les es propia, vendrán antes que las mías, sin olvidar que se trata de un libro alegóricamente autobiográfico.
Sin embargo, la mujer de agua (antes de ser sílfide fue niña de azúcar cande) no soy yo. Aclarado este punto debo advertir, como es lógico, que todos los personajes (el hombre de plata, la Zuquita, su madre del Alto Valle Serrano, el niño de cera de abejas, el hombre sintético, la mujer mediática, etc) son yo misma. Hablan de mí, por un principio que nada tiene que ver con el egocentrismo, sino porque hablar sobre uno es la mejor manera de hablar del Otro y reflejar el mundo que nos rodea.
No debe asustar al lector de los relatos el orden; a poco que se avance se comprenderá el resabido concepto de que el tiempo que vivimos y sospechamos lineal, no lo es.
El libro tiene un final posible y uno improbable.
¿Puede producirse un encuentro amoroso, real y físico, entre una mujer espiritual y el discreto bibliotecario de Barracas que la espera cada noche?
La respuesta se encontrará recorriendo las páginas que no vienen a develar el enigma sino a plantearlo y lo resuelven, caprichosamente, en cada unidad poética.
A diferencia de mi primer libro Retablo de duelos, donde por efecto del vaivén que requiere toda cosmogonía, se hace imperioso leer los poemas correlativamente, de atrás hacia adelante o viceversa, aquí esto no es estrictamente necesario para entrar en el sistema visual de esta obra, que entrego a la editorial con más temor que la primera, que fue mi tabla de náufrago en la tormenta.
Ella me está mirando con cierto recelo y con una mueca de disgusto, porque sabe que no será la última vez que hable de cosas inconvenientes para una dama que está mayorcita.
L.A.F.

ACUARIO PLATEADO POR LA LUNA

Transcripción del libro de Poesía editado por Digital & Paper 2006®

ISBN 987- 05- 1093-0 
ISBN  13  - 978- 987-05-1093- 2